o que propongo con el siguiente texto son simples consejos. Que harán de usted un buen estudiante. No le voy a decir las respuestas de su examen. O cómo hacer sus tareas. Solamente le contaré cómo ser un buen estudiante. El resto depende de usted. Tampoco le aseguro éxito, eso también depende de usted. Esto lo hago basándome en mis propios hechos, tal vez hay más formas. Pero esta me ha funcionado bastantemente bien.
Un buen estudiante no es aquel que saca buenas notas. Un buen estudiante es aquel que saca buenas notas y se divierte. Y no me refiero a divertirse haciendo trabajos y tareas, eso no tiene porque ser divertido. Me refiero a tener una vida y que no todo gire en torno al estudio.
Tengo que partir del hecho de que la vida de un adolescente, que está en un colegio, es alrededor del estudio. Su único propósito en la vida es estudiar, para luego ser alguien en la vida. Aprovechar ese regalo que es el estudio.
Uno de los aspectos más útiles para ser buen estudiante es el poner atención. Esto es tremendamente importante. Porque a la hora de algún trabajo, ejercicio, tarea va a estar bien informado y le será más fácil realizarlo. Para poner atención se necesita estar concentrado, por lo tanto no distraerse. Si hay alguna distracción, tanto física como mental, le mejor es deshacerse de ella. O decirle al profesor si ya está afectando mucho su rendimiento.
Otra cosa que sirve mucho es la pregunta. La pregunta puede darle muchas cosas. No haga preguntas tontas: “¿profe, qué toca hacer?”. Más bien: “¿me podría repetir, es que no me quedo claro, por favor?”. También sirve hacer preguntas más amplias, pero eso será más adelante cuando ya posea más sabiduría. El participar haciendo comentarios es mucho mejor que hacer preguntas. También van bien los dos juntos, entre más carreta mejor.
Es una buena idea tener intereses propios. Explorar esas cosas que le llaman la atención. Así se ganará más conocimiento en ciertas áreas. Este conocimiento será útil en algún momento. Tanto en el aula como fuera de ella. Será más fácil aprender sobre esto, si es algo que le gusta, que le apasiona.
Al momento de las tareas, como consultas, es bueno leer. No va a servir de mucho llegar al salón con 8 páginas si no las ha leído. Sólo leer e informarse de lo básico. Sólo lo esencial, porque el maestro no busca expertos. Lo bueno es llegar informado y luego hacer preguntas que hagan ampliar el tema.
Para trabajos, largos a computador, la mejor opción es hacerlos de a poquitos. Tiene dos semanas (caso hipotético), no lo haga la semana anterior o la noche anterior. Mejor hágalo de a poco en poco, un ladrillo por día. Un día un párrafo, otro día sólo una línea…etc. Y antes de la entrega (me refiero a 2 o 3 días) lo relee para después editarlo. También puede pensar sus ideas mientras que va en el bus, o desayuna, almuerza, se baña, mira por la ventana, antes de dormir. Siempre estar pensando ideas par llegar a escribir a su trabajo.
Y por último, pero no menos importante, está el manejo del tiempo. Saber distribuir el tiempo entre diversión y estudio. Tiene que existir un equilibrio entre ambas cosas. No siempre jugar, salir, joder la vida y no estar todo el tiempo dándole al estudio. Nunca hacer las cosas a último minuto.
Gracias, ojalá les sea de utilidad.
Por: José Nicolás Jaramillo Liévano (@josegeeklml)
Nota: Tal vez no sea de bolsillo, a menos que se posea un “Smartphone”.
Es completamente imperceptible. La realidad ahora está fuera de toda verdad. No hay nada con continuidad; todo es y todos son, un mismo y muchos recuerdos, fragmentos sin destino. La infancia, práctica, sin táctica, es un anhelo desesperado, una efímera perfección. Conocimiento del mundo, en donde me hundo, sin un fondo rotundo. Solo llegaré al fondo, el día que no sea capaz de recordar, el día en que devuelva mi préstamo que nunca más me han de volver a prestar. Parece estar cerca. Todo es suspenso, un limbo sin conciencia, un sordo desespero, en el que trazados sin rumbo ni camino, aparecen por doquier. Cuándo, es la pregunta. Imágenes de antaño, me muestran el principio del fin. Espeso como brea, sin salida, hundida, olvidada. Tendida desde el instante en que al mundo arriba. 
